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No hay cuesta más famosa y temida que la de enero. Tras los excesos de Navidad muchos bolsillos se resienten y se cuentan los días para volver a recibir un ingreso en la cuenta corriente. Es época de rebajas y de ahorrar en gastos que consideramos superfluos. ¿Y por qué no se aplican las mismas restricciones en la comunidad de vecinos?

El último estudio del Colegio Profesional de Administradores de Fincas de Madrid eleva la cuota media mensual de una comunidad de vecinos a 104 euros, es decir, 1.248 euros al año. La Ley de Propiedad Horizontal impone una participación ponderada de cada hogar con respecto al valor del inmueble lo que se traduce en un porcentaje de las cargas del edificio para cada propietario.

Teniendo en cuenta que los  gastos de una comunidad de propietarios se engloban en tres capítulos:

  • Gastos generales. Se refiere a las facturas de energía, los servicios de limpieza, las obras previstas y las pólizas de seguro. A sufragarlos contribuyen todos los propietarios.
  • Gastos de escalera. Hacen referencia a una zona concreta del edificio e incluyen gastos de portería, mantenimiento, etcétera. Sólo pagan los vecinos de esa zona en cuestión.
  • Gastos de administración. Es decir, gastos de la gerencia, el administrador de fincas, etcétera. Se pagan entre todos los vecinos.

Y que a estos ‘gastos fijos’ habría que añadir aquellos derivados de obras necesarias para asegurar las infraestructuras de las viviendas y/o conservar el buen estado del edificio. Estos se pueden afrontar mediante la creación de un fondo de reserva, algo que tiene que acordar la comunidad de vecinos, o acudiendo a una derrama extraordinaria. Si es así, aquí la única manera de ahorrar pasa por pedir varios presupuestos a diferentes proveedores para tratar de contratar el servicio más económico. En ambas situaciones siempre es aconsejable estudiar si hay abierta alguna convocatoria de ayudas públicas a la que pueda concurrir la comunidad de propietarios. Suele ser el caso de obras para la mejora de los accesos, la eficiencia energética del edificio o la rehabilitación de fachadas.

¿Cómo podemos ahorrar?

  • Consumo de energía. Sustituir las bombillas convencionales de las zonas comunes por otras de bajo consumo, estudiar la posibilidad de bajar la potencia contratada, instalar sensores para que las luces se enciendan solo en caso de movimiento… En este capítulo siempre hay margen de ahorro e incluso se puede plantear la contratación de un gestor energético para que analice el inmueble.
  • Cuenta bancaria. Revisar si se pagan comisiones por mantenimiento de la cuenta corriente de la comunidad, las transferencias, etcétera. Tal vez una llamada a la sucursal bancaria nos ahorre algún dinero. Si la comunidad tiene un crédito, es aconsejable amortizarlo lo antes posible para evitar los intereses.
  • Contratos de gerencia. Revisar cada cierto tiempo lo que se paga por el servicio de portería. Tal vez se encuentren soluciones más rentables si la calidad no es la que se demanda.
  • Limpieza. Hay comunidades de vecinos, especialmente las más pequeñas, en las que cada vecino limpia su rellano o se turnan cada cierto tiempo para limpiar la escalera. Si no es el caso, se puede intentar compartir empresa de limpieza con bloques de pisos de la misma calle para tratar de ahorrar costes entre todos.

Recordad que Fynkus puede ayudar a llevar un mejor control de los gastos y de las cuentas financieras de la comunidad de vecinos.